El contenedor azul, al igual que el amarillo, llevan 20 años en funcionamiento en España. Hay aproximadamente hay uno por cada 215 personas. Este contenedor suele ser fácil de distinguir y de usar, ya que está destinado para papel y cartón exclusivamente. Un pequeño truco, es doblar y comprimir los envases en vez de arrugarlos, para ahorrar espacio en el cubo y aumentar su capacidad. Saber qué y qué no debe meterse en el contenedor azul es muy sencillo.
Esto pueden ser envases de alimentación, calzado, productos congelados, cartón, papel para envolver, papel de uso diario…
¿Y cuáles son los residuos impropios más habituales en este contenedor? Los errores más comunes son: con el Brik. Al pensar que es cartón, se piensa que este contenedor es su destino, pero no es así. El Brik va siempre al contenedor amarillo, ya que está compuesto por cartón, plástico y aluminio. Además, los desechos diarios como servilletas de cocina o papeles sucios deben ir con los desechos orgánicos, ya que muchos llevan aceite y esto imposibilita el tratamiento del material. Los pañales también deben ir con los residuos de resto.
¿Sabías que 8 cajas de cereales pueden hacer un libro? ¿Y que el papel brillante (revistas) es más difícil de reciclar? En la actualidad aún se buscan formas y procedimientos de hacer el proceso más eficiente, como por ejemplo añadiendo trozos de revistas a la pasta de papel para hacerlo más brillante o haciendo cajas de cereales. Además, el papel reciclado puede ser un material de excelente calidad. Según la longitud de fibras, ¡puede reciclarse hasta siete veces! Suele utilizarse para hacer cartón y papel de embalar, pero también pueden encontrarse folios de papel reciclado.